DERIVADOS DE LA CAPA GERMINAL ECTODÉRMICA
DERIVADOS DE LA CAPA GERMINAL ECTODÉRMICA
Al inicio de la tercera semana del desarrollo la capa germinal ectodérmica tiene
la configuración de un disco que es más ancho en su extremo cefálico que el
caudal (Fig. 6-1). El desarrollo de la notocorda y el mesodermo precordal hace
que el ectodermo suprayacente se engrose y constituya la placa neural (Fig. 6-2
A, B). Las células de la placa forman el neuroectodermo y su inducción
representa el evento inicial en el proceso de la neurulación.
Regulación molecular de la inducción neural
La inducción de la señalización mediada por el factor de crecimiento de
fibroblastos (FGF), junto con la inhibición de la actividad de la proteína
morfogenética ósea 4 (BMP4), un miembro de la familia del factor de
crecimiento transformante beta (TGF-β) responsable de la ventralización del
ectodermo y el mesodermo, induce la placa neural. La señalización de FGF
probablemente promueve una vía neural mediante un mecanismo desconocido,
mientras evita la transcripción del gen BMP y regula la expresión de cordina y
noggina, que inhiben la acción de BMP. En presencia de BMP4, que invade el
mesodermo y ectodermo del embrión en gastrulación, se induce al ectodermo a
formar epidermis; y el mesodermo forma mesodermo de placa intermedia y
lateral. Si se proteje al ectodermo de la exposición a BMP, su “estado por
omisión” es convertirse en tejido neural. La secreción de otras tres moléculas:
noggina, cordina y folistatina, inactiva a BMP. Estas tres proteínas están
presentes en el organizador (nodo primitivo), en la notocorda y en el mesodermo
precordal y neuralizan al ectodermo inhibiendo a BMP y ocasionando que el
mesodermo se convierta en notocorda y mesodermo paraaxial (dorsaliza al
mesodermo); sin embargo, estos inductores neurológicos inducen sólo los tipos
de tejido del cerebro anterior y medio. La inducción de las estructuras de placa
neural caudales (cerebro posterior y médula espinal) depende de dos proteínas
secretadas, WNT3a y FGF. Además, el ácido retinóico (AR) podría participar
en la organización del eje cráneo-caudal debido a que puede causar redefinición
de los segmentos craneales en otros más cuadales al regular la expresión de los
genes de homeosecuencia (p. 89).
Neurulación
La neurulación es el proceso por el cual la placa neural forma el tubo neural.
Uno de los eventos clave de este proceso consiste en alargar la placa neural y el
eje corporal por el fenómeno de extensión convergente (o conversión y
extensión) en el que existe un desplazamiento lateral a medial de las células en
el plano del ectodermo y el mesodermo. El proceso esta regulado por señales
que se desplazan a través de la vía de la polaridad celular planar (v. el Cap. 1,
p.10) y es fundamental para el desarrollo del tubo neural. Conforme la placa
neural se alarga, sus bordes laterales se elevan para formar los pliegues neurales
y la región medial hundida constituye el surco neural (Fig. 6.2). De manera
gradual, los pliegues neurales se acercan uno a otro sobre la línea media, sitio en
que se fusionan (Fig. 6-3 A, B). La fusión inicia en la región cervical (quinta
somita) y procede en dirección cráneo-caudal (Fig. 6-3 C, D). Como
consecuencia se forma el tubo neural. En tanto se completa la fusión, los
extremos cefálico y caudal del tubo neural se comunican con la cavidad
amniótica a través de los neuroporos anterior (craneal) y posterior (caudal),
respectivamente (Figs. 6-3 C, D y 6-4 A). El cierre del neuroporo anterior ocurre
cerca del día 25 (etapa de 18 a 20 somitas), en tanto que el neuroporo posterior
se cierra el día 28 (etapa de 25 somitas) (Fig. 6-4 B). Con esto se completa la
neurulación y el sistema nervioso central queda representado por una estructura
tubular cerrada con una porción caudal estrecha, la médula espinal, y una
porción cefálica mucho más ancha en la que se aprecia la vesícula cerebral (v.
el Cap. 18).
Células de las crestas neurales
Al tiempo que los pliegues neurales se elevan y fusionan, las células en el borde
lateral o cresta del neuroectodermo comienzan a separarse de las células vecinas.
Esta población celular, las células de la cresta neural (CCN; Figs. 6.5 y 6.6),
experimenta una transición epitelio-mesénquima mientras abandona, por
migración activa y desplazamiento, el neuroectodermo para ingresar al
mesodermo subyacente. El término mesodermo hace referencia a las células que
derivan del epiblasto y de los tejidos extraembrionarios, mientras que
mesénquima se refiere al tejido conectivo embrionario de organización laxa,
independientemente de su origen. Una vez que ocurre el cierre del tubo neural,
las células de las crestas neurales que provienen de la región del tronco migran a
través de dos rutas: (1) una dorsal, a través de la dermis, mediante la cual
ingresan al ectodermo a través de los orificios en la lámina basal para formar
melanocitos en la piel y los folículos pilosos, y (2) una vía ventral por la mitad
anterior de cada somita, para convertirse en ganglios sensitivos, neuronas
simpáticas y entéricas, células de Schwann y células de la médula
suprarrenal (Fig. 6-5). Las CCN también crean los pliegues neurales craneales
y migran de ellos, alejándose del tubo neural antes del cierre de esta región
(Fig. 6-6). Estas células contribuyen a la formación del esqueleto craneofacial y
también de neuronas de los ganglios craneales, células de la glía, melanocitos
y células de otros tipos (Cuadro 6-1, p. 78). Las CCN tienen una importancia a
tal grado fundamental y contribuyen a tantos órganos y tejidos que en ocasiones
se les denomina la cuarta capa germinal. También están implicadas en por lo
menos una tercera parte de todos los defectos congénitos y en muchos tipos de
cáncer, como melanomas, neuroblastomas y otros. Desde la perspectiva
evolutiva, estas células aparecieron al inicio del desarrollo de los vertebrados y
formaron la base de las características de estos, entre ellas los ganglios
sensitivos y las estructuras craneofaciales que incrementaron el éxito de los
vertebrados al permitirles perfeccionar su estilo de vida predador.
Regulación molecular de la inducción de la cresta neural
La inducción de las CCN requiere una interacción en el borde en que se unen la
placa neural y el ectodermo superficial (o de superficie) (epidermis; Fig. 6-5 A).
En esta región limítrofe existen concentraciones intermedias de BMP, si se les
compara con aquéllas a las que se encuentran expuestas las células de la placa
neural, muy bajas, y las células del ectodermo superficial, muy altas. Las
proteínas NOG y CHRD regulan estas concentraciones al actuar como
inhibidoras de la BMP. Las concentraciones intermedias de BMP, junto con el
FGF y las proteínas WNT, inducen al gen PAX3 y a otros factores de
transcripción que “determinan” el borde de la placa neural (Fig. 6-5 A). A su
vez, estos factores de transcripción inducen una segunda ola de factores de
transcripción, entre ellos SNAIL y FOXD3, que especifican a las células de la
cresta neural, así como SLUG, que promueve la migración de las células de la
cresta desde el neuroectodermo. Así, el destino de toda la capa germinal
ectodérmica depende de las concentraciones de las BMP. Las concentraciones
altas inducen la formación de la epidermis; los niveles intermedios, en el borde
de la placa neural y el ectodermo superficial, inducen a la cresta neural; las
concentraciones muy bajas determinan la constitución del ectodermo neural. Las
BMP, otros miembros de la familia del TGF-β, y los FGF regulan la migración
de las CCN, su proliferación y diferenciación, y las concentraciones anómalas de
estas proteínas se han vinculado con defectos de la cresta neural en la región
craneofacial de animales de laboratorio (v. el Cap. 17).
En el periodo en que el tubo neural se cierra dos engrosamientos
ectodérmicos bilaterales, las placodas óticas y las placodas del cristalino, se
hacen visibles en la región cefálica del embrión (Fig. 6-4 B). Al continuar el
desarrollo, las placodas óticas se invaginan y forman las vesículas óticas, que se
convertirán en las estructuras necesarias para la audición y el mantenimiento del
equilibrio (v. el Cap. 19). Casi al mismo tiempo aparecen las placodas del
cristalino. Estas placodas también se invaginan y durante la quinta semana
constituyen el cristalino (v. el Cap. 20).
En términos generales, la capa germinal ectodérmica da origen a los órganos
y las estructuras que mantienen el contacto con el mundo exterior:
El sistema nervioso central
El sistema nervioso periférico
El epitelio sensitivo del oído, la nariz y el ojo
La epidermis, incluidos el pelo y las uñas
Además, da origen a las estructuras siguientes:
Las glándulas subcutáneas
Las glándulas mamarias
La glándula hipófisis
El esmalte de los dientes
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