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MESENTERIO

En el pasado se definía al mesenterio como una capa doble de peritoneo que encerraba a un órgano y lo suspendía de la pared abdominal posterior. Estos órganos “suspendidos” se denominaban intraperitoneales, en tanto los órganos ubicados por detrás de la cubierta peritoneal de la pared corporal, como los riñones, se denominaban retroperitoneales. Por último, los órganos como el páncreas y las regiones ascendentes y descendentes del colon, que en su origen eran intraperitoneales pero después quedaban adheridos a la pared corporal posterior, se consideraban retroperitoneales secundarios. Evidencia reciente demuestra que estos conceptos y definiciones no son correctos. En consecuencia, se requiere una comprensión nueva de la embriología del mesenterio y el peritoneo, y su relación con los órganos abdominales. Al inicio el intestino anterior, el intestino medio y el intestino posterior tienen un contacto amplio con el mesénquima de la pared abdominal posterior (Fig. 15-3). Sin embargo, para la quinta semana este puente de tejido conector se estrecha y la región caudal del intestino anterior, intestino medio y la mayor parte del intestino posterior quedan suspendidas de la pared abdominal por medio del mesenterio dorsal (Figs. 15-3 C y 15-4). Este mesenterio es una colección de tejido conectivo que mantiene al tubo intestinal y sus derivados en sus posiciones anatómicas normales. En el abdomen, el mesenterio dorsal se extiende desde la región inferior del esófago hasta el recto, a manera de una lámina continua de tejido unida a la pared corporal posterior, que constituye una vía para el paso de vasos sanguíneos, linfáticos y nervios hacia el tubo intestinal y sus derivados. Sus diferentes regiones se nombran con base en las porciones del tubo digestivo a las cuales se fija (Fig. 15-4). Estas regiones incluyen: mesogastrio dorsal, omento mayor, mesoduodeno, mesenterio del intestino delgado, mesocolon, mesoapéndice, mesosigmoides y mesorrecto. En algunas regiones este mesenterio se extiende a cierta distancia de la pared posterior hasta alguna región del intestino, como en el caso del mesenterio para el intestino delgado o aquél para el colon transverso. En otros casos, cuando un órgano o algún segmento de un órgano, como las regiones ascendentes y descendentes del colon, quedan adosados a la pared posterior del cuerpo, el mesenterio es corto. Cuando estos puntos de fijación del mesenterio a la pared posterior se forman, se integra una capa de fascia (fascia de Toldt) entre el peritoneo visceral que cubre al órgano y el peritoneo parietal que reviste la pared corporal posterior. El mesenterio ventral deriva del mesénquima del tabique transverso. El crecimiento del hígado hacia el interior del tabique divide al mesenterio ventral en (1) mesogastrio ventral (omento menor), que se extiende desde el estómago y el segmento más proximal del duodeno hasta el hígado, y (2) ligamento falciforme, que se extiende desde el hígado hasta la pared ventral del cuerpo (Fig. 15-4). El mesenterio ventral tiene continuidad con el mesenterio dorsal. El hecho de que el mesenterio dorsal sea una estructura continua y también tenga continuidad con el mesenterio ventral tiene relevancia clínica cuando los cirujanos resecan tumores u órganos en la cavidad abdominal. De manera similar, el hecho de que exista una fascia (fascia de Toldt) entre el peritoneo visceral y parietal para los órganos que se unen a la pared corporal posterior es importante para la cirugía que implica a estos órganos y para comprender las vías de diseminación de las infecciones. El peritoneo es una membrana serosa continua que cubre la superficie interna de la cavidad abdominal, a partir de la cual se repliega sobre las vísceras. La hoja que está unida a las vísceras constituye el peritoneo visceral, en tanto la unida a la pared abdominal forma el peritoneo parietal. Los repliegues peritoneales (antes denominados ligamentos) se identifican en el sitio en que el peritoneo forma puentes sobre el espacio que existe entre un órgano y la superficie interna de la pared abdominal posterior. Por ejemplo, los repliegues coronario y triangular sobre la superficie del hígado, o el repliegue esplenorrenal, entre el bazo y el riñón izquierdo. El conocimiento sobre estos repliegues es importante durante la cirugía, al definir planos de corte para eliminar órganos o acceder a los espacios y las cavidades relacionados con distintas vísceras.

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