Formación del Blastocisto
Más o menos al tiempo que la mórula ingresa a la cavidad uterina, a través de la
zona pelúcida comienza a penetrar líquido hacia los espacios intercelulares de la
masa celular interna. De manera gradual, estos espacios confluyen y por último
forman una sola cavidad, el blastocele (Fig. 3-10 A, B). En ese momento el
embrión se denomina blastocisto. Las células de la masa celular interna,
denominadas ahora embrioblasto, se ubican en un polo, en tanto la masa de
células externas, o trofoblasto, se aplanan y constituyen la pared epitelial del
blastocisto (Fig. 3-10 A, B). La zona pelúcida desaparece, lo que permite el
inicio de la implantación. En el humano las células trofoblásticas ubicadas sobre
el polo embrioblástico comienzan a penetrar entre las células epiteliales de la
mucosa uterina alrededor del sexto día (Fig. 3-10 C). Estudios nuevos sugieren
que la L-selectina en las células trofoblásticas y sus receptores de
carbohidratos en el epitelio uterino median el anclaje inicial del blastocisto al
útero. Las selectinas son proteínas de unión a carbohidratos que participan en las
interacciones entre los leucocitos y las células endoteliales que permiten la
“captura” de leucocitos a partir de la sangre que fluye. Un mecanismo similar se
propone ahora para la “captura” del blastocisto en el epitelio uterino, a partir de
la cavidad uterina. Tras la captura mediada por selectinas, la fijación adicional y
la invasión del trofoblasto implica a las integrinas que expresa el trofoblasto, y a
las moléculas de la matriz extracelular laminina y fibronectina. Los receptores
de integrinas para la laminina promueven la fijación, en tanto los de la
fibronectina estimulan la migración. Estas moléculas también interactúan con
vías de traducción de señales para regular la diferenciación del trofoblasto, de tal
modo que la implantación es consecuencia de una acción conjunta del
trofoblasto y el endometrio. Así, al final de la primera semana del desarrollo el
cigoto humano ha pasado por las fases de mórula y blastocisto, y ha comenzado
su implantación en la mucosa uterina.
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